Un buen padre y una buena madre siempre velan por el bienestar de sus hijos, pero muchas veces ese esfuerzo y amor nunca es bien correspondiendo cuando se vuelven ancianos.
Todos hemos visto a nuestros padres y madres batallar por darnos una buena vida, que nunca nos falte nada y haciendo sacrificios por nosotros. Algunos afortunados pueden pagarles en vida tanto esfuerzo, otros les siguen cobrando hasta el alquiler a sus padres.