La historia más tóxica que escucharás hoy: le prohibió ir al marido a su restaurante favorito por culpa de una mesera.
Imagina tener una esposa que cocina horrible y te toca salir a comer por fuera siempre. Que encuentres el restaurante ideal, con buena comida y atención y hasta con las sillas bien cómodas... ¡ah! pero no le digas a tu mujer, porque seguro inventa que te quieres levantar a una mesera.